En lo personal
Asunto complicado este de escribir
sobre uno mismo para presentarse al mundo de los
cibernautas. Llegan las dudas y las preguntas: ¿escribo
sobre mi presente o sobre mi pasado?, ¿cuento anécdotas
o hechos sólidos, relevantes y decisivos en mi vida?,
¿me centro en los aspectos profesionales y académicos o
abordo los temas personales? Y sobre todo, sobre todo,
la gran pregunta: ¿qué pueden querer saber las personas
que visiten mi página web sobre mí, mi vida, mis
circunstancias, mis lecturas, mis aficiones, mis
estudios, mis intereses profesionales, mi familia, mis
amigos, mi historia, mi yoga...?
Cuando me presento en los cursos de
formación en los que me invitan como ponente, lo hago
con tres frases que recogen tres perfiles:
En lo académico, licenciado en psicología y doctor en
ciencias de la educación.
En lo profesional, maestro de idiomas que ha pasado la
mitad de su vida en el exterior (Marruecos y Australia)
y psicoterapeuta.
En lo personal, un hombre feliz que practica yoga.
Voy a comenzar con una anécdota que me han contado mis
padres muchas veces. Me explicaron cómo llegué yo a este
mundo: “eran las dos del mediodía y estaban ellos
comiendo en el comedor de nuestra casa cuando oyeron un
gran ruido de cristales rotos. Se levantaron
sobresaltados y acudieron al dormitorio. Una cigüeña les
había dejado un paquete y en ese paquete estaba yo.”
Una vez leí una teoría económica interesante: la riqueza debe
medirse en tres tipos de bienes “acumulables”. Los primeros son
monetarios y de propiedad (típica del capitalismo). Los segundos
son de información y de formación (académica y cultural). Los
terceros son de relaciones humanas y redes sociales (amigos,
contactos, conocidos...). La teoría explica cómo los bienes de
un tipo “se convierten”, en alguna medida, en bienes de otro
tipo. |
El autor
En lo académico, licenciado en psicología y
doctor en ciencias de la educación.
En lo profesional, maestro de idiomas que ha
pasado la mitad de su vida en el exterior
(Marruecos y Australia) y psicoterapeuta.
En lo personal, un hombre feliz que practica
yoga. |
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EN
LO PERSONAL |
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EN LO PROFESIONAL |
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EN LO ACADÉMICO |
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CURRICULUM |
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Yo soy muy rico en relaciones humanas y
redes sociales. Nunca he ocupado altos cargos en los
organigramas de las instituciones con las que llevo
trabajando casi tres décadas: ministerio, sindicato,
universidad. Sin embargo he tenido siempre, y sigo
teniendo, grandes amigos que sí son importantes desde el
punto de vista institucional, y que me han apoyado
siempre en mi desarrollo profesional. Por eso cuento que
el Ministerio, el Sindicato y la Universidad son las
tres instituciones que me quieren y me requieren para
distintos trabajos una y otra vez.
Otra anécdota: comencé a estudiar Químicas el curso
1974-75 en la universidad de Murcia. Muy pronto caí en
la cuenta de que no era fácil entablar una conversación
sobre el Sistema Periódico o tabla de Mendeleiev. Y a
mí, lo que de veras me ha gustado siempre, y lo que me
sigue gustando, es hablar. También escuchar. Al curso
siguiente cambié de facultad y de universidad y me fui a
Madrid a estudiar Psicología.
Los dos mejores encuentros que he tenido en la vida son,
en este orden, mi mujer y el yoga. Mi mujer pone en
cuestión la teoría freudiana de la neurosis colectiva y
afirmo aquí, después de muchos años de psicólogo
clínico, que es la persona más sana que conozco. El yoga
me ha ayudado a convertirme en otra persona.
¿Otra persona? ¿Qué personas éramos los jóvenes del
tardofranquismo y la transición? Una cosa buena: vivimos
muchas, muchas cosas guiados por una pregunta un tanto
suicida: ¿Por qué no probar esto? Una cosa mala:
cultivamos la neurosis, el dogmatismo, la arrogancia, la
prepotencia...
Me gusta leer y escribir. Me gusta ser maestro, aunque a
veces me pregunto si además de pasear textos (del libro
a la pizarra, de la pizarra al cuaderno del alumno, del
cuaderno al examen) y cuidar aparcamientos de niños,
podemos hacer algo más. Me gusta ser psicoterapeuta y
acompañar a personas que están atascadas a
responsabilizarse de sus propios atascos, a limpiar las
cañerías y las acequias y a construir otras maneras de
vivir y ponerlas en práctica.
He conocido el dolor inevitable, el del envejecimiento,
la enfermedad y la pérdida de seres queridos. Y también
los dolores evitables: la confusión de la mente, las
relaciones humanas patológicas, el egoísmo, la soberbia,
la ira... Con el yoga ejercito mi cuerpo, mi mente y mis
emociones (que algunos llaman alma) para evitar los
dolores evitables y aceptar mejor los inevitables.
Cuando trabajo la fuerza, la flexibilidad y el
equilibrio en el cuerpo, la mente y las emociones, lo
que hago es construir una segunda naturaleza que ponga
orden en la primera naturaleza que me he ido forjando
durante décadas.
Me gustaría terminar esta heterodoxa presentación con
cuatro palabras en sánscrito: loka, samasta, sukino,
babantu, que son agudas y quieren decir: puedan todos
los seres en cualquier parte ser libres y felices. Y
añadimos: y puedan mis acciones, mis pensamientos y mis
palabras, contribuir, en alguna medida, a esta libertad
y felicidad para todos. |
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